martes, 24 de abril de 2012

Seguimos adelante ...

Desde hace 3 semanillas andamos con una sobrecarga en la rodilla izquierda que nos impide pedalear a gusto. En la salida que hicimos el 14 de abril, el dolor se agudizó, hasta el punto de pensar en no hacer el Soplao si esto seguía así. Incluso estuvimos a punto de anular la reserva, pero decidimos dar una tregua de una semana de reposo y ver que pasaba. Por la localización de dolor, en la misma rótula, en la parte más superior e interna, tiene toda la pinta de ser una sobrecarga, y debería pasarse con el descanso, de hecho se pasa a las 24 - 48h. de no tocar la bici. Pero no es el momento de descansar, ni yo se hacerlo. El Soplao está ahí, y las ganas de acabarlo en condiciones pueden más que la razón.
Tras 8 días sin tocar la bici decidimos testear el aguante de la rodilla. La idea era hacer 70-80 km. rodando y "prou". Ni comimos espaguetis a lo bestia -como otras veces- ni nada, gachas y empanada madrileña fue la base de la ingesta del sábado. El  voltarén matutino y a andar. Ritmo muy suave hasta llegar a Madridejos, sin forzar lo más mínimo. El dolor respeta, aunque ahí está y le tengo más miedo que a un "nublao". El caso es que de fuerzas vamos "sobraos", es muy pronto y decido tirarle hacia Sierra Luenga.
A estas horas aún no hay aire, y se rueda bien. Pasamos la carretera  que va de Consuegra a cuatro caminos y decido seguir la cañada real soriana. Llegamos hasta el Reventón a ritmo lento, con lo que iba más fresco que una lechuga. Pues ale!, a probar la rodilla ... y si peta, que pete, llamo a Natalia y que venga a recogerme, que para eso la he dejado el coche preparado con las barras y el portabicis, por si las moscas.
El reventón cuesta subirlo, pero despacito y sin forzar, se hace. La rueda patina de vez en cuando con tanta piedra, pero se sube. Hay que gurardar un poco de aire para los últimos 20 metros, que son duros.
La bajada tiene mucha piedra, y hay que ser prudente.
Al llegar a la carretera de Urda veo a lo lejos la Calderina, y estamos en un tris de tirar hacia ella. Pero en el único atisbo de cordura que he tenido estos días decido volverme pasando por los repetidores de Urda. A ritmo suave subimos las 8 zetas. Cae el primer plátano aquí y toca volvernos a casa.
Tras la subida a cuatro caminos, decidimos hacer una visita al Mingoliva, a ver si sigue ahí, que últimamente está muy visitado y no se si ha desaparecido. LLego ... y ahí estaba, je, je. Pues ale!, a tirarle.
En Puerto Lápice hay que reponer fuerzas que vamos con hambre. En una tiendecilla me compro un par de plátanos y una ensaimada que me sientan de vicio. Descansamos 15 minutillos, que ya es hora.  El dolorcillo está ahí, pero permite dar pedales, aunque ahí está. Nos apretamos un ibuprofeno y tiramos.
A la vuelta, me encuentro con las flechas de tiza pintadas en los caminos de la cicluturista de Herencia ... pues nada, a ver por donde los metieron a estos. Las sigo. Muy chulo el camino. Subimos hasta el repetidor despacito, pero bien. Con el ibuprofeno el dolor es cero pelotero, alucinante. Miro el desnivel acumulado y anda por los 1500 m. Mal asunto, es poco, hay que subir esa cifra ... pues ale!, a volverlo a subir un par de veces, que luego el aire será de culo hasta llegar a Alcázar. Con más de 100 km. subir el repetidor un par de veces tiene su miga, pero el truco es no cebarse lo más mínimo, subir a ritmo, y santas pascuas.
Cuando veo que el desnivel acúmulado es de unos 2000m. llamo a la jefa para decirla que estoy bien, y emprendemos camino de regreso.    
En casa me duele algo, pero no es lo de la otra semana, y ahora que han pasado 24 horas, el dolorcillo casi no está. La cosa va a mejor, y creo que sin forzar, y con la ayudita de san ibuprofeno, haremos el soplaete.

Hoy estamos contentos, y mucho.

"San ibuprofeno bendito, san ibuprofeno del alma, haz que esta rodilla, no me de mucha lata."